Gente silenciosa en los banquillos, no siempre comprendida...

10.05.2018 13:12 de MAROGAR .   ver lecturas

“Me gusta la gente silenciosa, que cuando rompe el silencio es porque de verdad tiene algo que decir”. (Anónimo).

            Uno de los entrenadores silenciosos más característicos de los últimos tiempos fue Vicente del Bosque, sin duda un gran transmisor de cultura y de saber hacer sin gestos estrambóticos ni frases superlativas. Un ejemplo de “gente silenciosa” en un banquillo de fútbol. Sin embargo, en muchos casos, criticado precisamente por esa característica. En la web “lamenteesmaravillosa.com” pude leer: “Las personas calladas suelen pasar desapercibidas. Rara vez se tiene en cuenta lo que hay tras esa apariencia serena, cauta y silenciosa. Son personas observadoras, exploradoras de los sentidos que conectan de forma mas intensa con la realidad, con los pequeños detalles y con esos mundos sensibles que esconden universos variados y apasionantes. Todo estímulo en el cerebro de la persona introvertida, hace un complejo recorrido vinculado a la memoria emocional, al análisis y la planificación.  Por su parte, las personas más extrovertidas tienen un umbral de sensibilidad un poco menor a los estímulos y con muchos más rápidos a la hora de emitir una respuesta o iniciar una conducta. No se trata ni mucho menos de ensalzar un estilo de personalidad por encima de otro. De hecho, la mayoría de nosotros podemos tener rasgos de ambas dimensiones, aunque nos encontremos más cerca de una de ellas… Ese silencio en la persona introvertida sigue siendo mal entendido e incluso descuidado en los centros educativos… Ese estereotipo que vincula extroversión con éxito o eficacia, siegue muy arraigado en nuestras mentalidades y en nuestra sociedad… Las actuales investigaciones sobre liderazgo nos revelan que las personas introvertidas, calladas, reflexivas y pacientes, propiciarían un rendimiento mucho más elevado y un entorno humano más satisfecho… Los empleados son mucho más proactivos, más creativos y se sienten más felices, porque ese líder introvertido les aporta confianza y nuevas oportunidades”.  Podríamos concluir, por el momento, con la frase de Thomas Carlyle: “El silencio es el gran elemento en el que se forman las grandes cosas”.

Esta temporada 2017/18 en España, han destacado dos grandes entrenadores, Ernesto Valverde quedó “Campeón de Liga” con el Barcelona y Zinedine Zidane llegó a la final de la “Champions League”. Mostraron su consumado estilo de “no romper un plato”, pero en realidad son más respetados simplemente porque ganan y, cuando pierden, se les considera débiles de espíritu, al no ser “mandones” la predisposición pública es negativa. Razón tenía el escritor y excelente futbolero Eduardo Galeano que “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo” pero es un estilo más lento… Valverde y Zidane, siendo buenos entrenadores, seguramente pasarían muy desapercibidos en equipos de menos trascendencia, incluso sus antecedentes futbolísticos se olvidarían. Firmó Oscar Sanz en (ElPaís, 1. mayo.2018): “Por improbable que parezca, puede ser hora de considerar la posibilidad de que Zinedine Zidane sea un muy buen entrenador”. Semejante alegato en favor del técnico del Real Madrid no proviene de ningún indocumentado columnista, tantos como somos, sino de Rory Smith, un señor que tiene a bien escribir en un periódico de medio pelo llamado “The New York Times”. Esta alabanza fue publicada el 25 de abril, a la finalización del partido en el que el Real Madrid derrotó 1-2 al Bayern en Münich. Y el autor del texto se pregunta algo que a algunos, entre ellos a quien esto escribe, nos ronda hace tiempo la cabeza. La pregunta es sencilla: ¿Por qué hay quien considera que Zidane sigue siendo un aprendiz? Dice Smith en su artículo: “El tipo de aclamación que tan libremente fluye hacia algunos de sus contemporáneos, los elocuentes cánticos de alabanza, los adjetivos fastuosos y las exclamaciones de genio han eludido por alguna razón a Zidane, incluso cuando este ha recogido premio tras premio”.

Si Zidane fuera igual de expresivo que Mourinho, o Capello, o Van Gaal, y tantos otros que les gusta gesticular al borde de la banda, quizás sería más comprendido. Por lo que no me extraña que Smith siguiera escribiendo: “Zidane… no pretende ser el abanderado de una escuela de pensamiento que tenga un propósito elevado de querer transformar el juego. Él selecciona el equipo, su equipo juega bien y – al menos en la Champions- gana invariablemente. En una cultura que pide complicaciones, representa una simplicidad rayana en el ascetismo”. (…) “Zidane hace bien las cosas sencillas. Puede, solo puede, que sepa lo que está haciendo”. Confirmando el autor del artículo en El País: “Y hablando de sencillez, a uno le viene a la cabeza la frase con la que Ernesto Valverde, entrenador del Barça, explicó su influencia en el fabuloso doblete que de manera incontestable acaba de conquistar su equipo: “¿El secreto? No molestar”. Ya tildé hace fechas que Valverde es, para mí, el típico “Antihéroe”, ese tipo de personajes que no quiere presumir de nada y pasar desapercibido a ser posible. Por lo cual confirmo mi adhesión al pensamiento de Jigoro Kana: “No te enorgullezcas de haber vencido a un adversario, a quien venciste hoy, podrá derrotarte mañana. La única victoria que perdura es la conquista de la propia ignorancia”. 

Tenemos otros protagonistas con estilos diferentes como Jürgen Klopp, el cual disputará la Final de “Champions League” a Zidane, con un estilo mucho más expresivo con el que no oposita a estar en silencio en sus partidos. Muy pronto sabremos cual será el modelo ganador para este año por cuanto el entrenador alemán afrontará su undécima final como entrenador, ocho de ellas fueron con el Borussia de Dortmund y las otras dos con el Liverpool, aunque perdió siete y ganó tres para concluir en un mal promedio. Lo cual no es óbice para recordar que es un excelente mérito. Intentará su primer título continental que significaría el primer éxito europeo y sexta “Champions” para los del Liverpool. Por supuesto, Klopp esgrime una excelente opinión sobre el fútbol: “Tenemos que entretener a los hinchas, hacer que sus vidas sean mejores. No salvamos vidas, no somos doctores. Nuestro trabajo es que se olviden de sus problemas con 90 minutos”.  O sea, su espontaneidad no le impide observar la realidad del fútbol aunque dirige de otra manera más comprendida… Curiosamente, su estilo en la banda se aproxima mucho a Simeone, más proclive a la gesticulación exagerada y al combate dialéctico con los árbitros en la banda. ¿Esa actitud les beneficia, o les perjudica, frente a los árbitros? En una competición tan selecta, con unos árbitros de primer nivel, más bien creo que los árbitros prefieren, en general, a los entrenadores que colaboran con ellos y no les discuten de manera permanente. De hecho, Simeone fue sancionado recientemente a cuatro partidos por la Comisión de Control, Ética y Disciplina de la UEFA en el partido jugado en campo del Arsenal, los insultos al colegiado dictaminaron tres partidos y otro más por dar instrucciones desde un palco. Sin duda, un mal ejemplo para sus jugadores, su mal comportamiento impedirá dirigir a su equipo en la “Final” contra el Olympique de Marsella, cuyo entrenador Rudi (Francés de origen español) es más pausado que el atlético y ostenta un estilo más ponderado, una mezcla de los estilos ya comentados.

La Liga española 2017/18 está finalizando y los “entrenadores tranquilos” han convivido con los más bravos, y han obtenido buenos resultados. Algunos hombres “tranquilos” fueron rescindidos como Eusebio en la Real Sociedad, el mismo Escriba en el Villarreal,  o Quique Sánchez Flores en el Español, incluso Michel en el Málaga… Otros como Unzue aguantaron todos los avatares, como también lo hiciera Quique Setién, y el “eterno” Garitano con el Leganés… A entrenadores que vuelven locos a sus jugadores, con instrucciones a metralleta que tanta aceptación de los aficionados tienen, podemos recordarles: “El talento sin disciplina es como un pulpo en patines. Hay mucho movimiento, pero nunca se sabe si va a avanzar, va a ir hacia atrás o hacia los lados”. Personalmente me inclino más hacia los estilos pausados, reflexivos, respetuosos con las expresiones futbolísticas de sus propios jugadores… De ahí que yo acepto a Zinedine Zidane tal como es, al fin y al cabo un modelo fundamental de entrenador para el fútbol del Real Madrid, y sería deseable la consecución de la “Champions League Número 13”. ¿Y si perdiera? Ahí aparecerían las opiniones encontradas, las incomprensiones, los defectos ocultos, los misterios... Por si ello ocurriera, siempre apostaré por Zinedine Zidane aunque su exceso de tranquilidad le impida, en ocasiones, hacer algunos cambios más a tiempo para dinamizar las tácticas iniciales propuestas…

Salamanca, 10 de mayo de 2018