¿Sólo con "intensidad" se resuelven los problemas futbolísticos?

22.09.2019 00:01 de  MAROGAR .   ver lecturas

“Me siendo en la necesidad de alcanzar el máximo de intensidad con el mínimo de medios”. (Joan Miró).

             El presidente del Real Madrid se presentó en la Asamblea de Socios asegurando: “La pasada temporada no es la que deseábamos en lo que al fútbol se refiere. Este equipo venía de ganarlo todo, hasta lo que parecía imposible. Pero nos ha faltado la intensidad necesaria, fue un curso difícil, todos hemos hecho autocrítica porque tenemos que darle la vuelta a la situación. Desde esa autoexigencia hay que hacer la transformación necesaria. El reto es seguir ganando en un escenario cada vez más complejo. Hay que poner en valor lo que el equipo ha ganado este año, tener una perspectiva adecuada. También recuperar el hambre de triunfos tras un ciclo de 17 títulos en las últimas nueve temporadas. Es una de las grandes gestas de la historia del fútbol... Son jugadores que lo han ganado todo, que merecen el respeto y cariño de la afición”. Teóricamente, el discurso es impecable y más en ese Órgano máximo del Real Madrid. Pero me agarro a esta percha de la intensidad para analizar si es el único camino posible…

            No importa donde consultes sobre los partidos de fútbol nacionales o internacionales, siempre aparecerá algún comentario al respecto de la “intensidad”. “La intensidad es innegociable”, dijo Arturo Vidal el centrocampista del Barcelona. En otras fechas pasadas, Ronaldo Nazario aseguró: “El Liverpool se comió al Barcelona en intensidad, ganas y puntería”. Y así sucesivamente.  En febrero 2014, El Norrte de Castilla, escribía sobre “El espíritu de Luis Aragonés”: “… Luis Aragonés detectó pasividad en sus jugadores y detuvo el entrenamiento. Se estaban ensayando jugadas de estrategia y no le agradaba el comportamiento de los suyos en los ejercicios que se llevaban a cabo aquella mañana en el césped del Colegio Amorós. Los futbolistas bajaron la cabeza en el improvisado corro que se formó en el centro del campo. El técnico exigió a sus jugadores más intensidad. Luis tiró de psicología. El entrenamiento se reinició. En la siguiente acción hubo respuesta al efecto de la bronca del de Hortaleza.  Schuster lanzó una falta lateral al corazón del área donde dos colosos saltaron con todo a cabecear el balón: Juanma López y Patxi Ferreira. Los dos cayeron al suelo. Los dos se dolieron. El primero se dolía en la boca. El segundo, en el cuello. La causa fue que López clavó un diente a su compañero en el salto. Tras ser atendidos el doctor González y el masajista, ambos se levantaron y siguieron ejercitándose y cumpliendo el guión de la sesión programada del día. Luis tuvo ya lo que quería y les pidió unos minutos antes. Intensidad en sus jugadores”. 

            Del mismo modo, pudimos leer en “Youcoach”, firmado por Giuseppe Maiuri, que “La intensidad es el parámetro fundamental del entrenamiento” desarrollando este pensamiento o metodología: “El fútbol incluye la ejecución de movimientos realizados a la máxima velocidad, que tienen que ser realizados un número frecuente de veces durante toda la duración del partido. El fútbol es fundamentalmente un deporte acíclico, imprevisible, y tales características hace que a menudo, en el partido, tales movimientos a alta intensidad sean separados por tiempos de recuperación breves”. Y significa aún: “Muchos estudios científicos han demostrado como la diferencia entre los equipos de alto nivel y los de nivel inferior dependa sobre todo de la intensidad continua con la que el equipo consigue sostener periodos de juego prolongados”. 

           (…) “Es imposible olvidar que el fútbol es un deporte prevalentemente táctico-estratégico en el cual el jugador es llamado constantemente a percibir/analizar/decidir en relación a un determinado contexto táctico. La correcta actualización del modelo de juego elegido por el entrenador, dependiendo de la periodización táctica, depende del grado de intensidad cerebral y física que se consiga poner. Por consiguiente, es posible afirmar que la intensidad es el verdadero parámetro discriminante de un correcto entrenamiento… Es imposible separar la intensidad de la concentración. Cuando se afirma que el fútbol necesita intensidad nos referimos a la complejidad y la constante necesidad de concentración… Las tareas con alta intensidad realizadas con el balón tienen que representar la nueva frontera para el entrenador moderno”. El Real Madrid jugó contra el París Saint Germain el día 18 de setiembre y perdió por tres goles a cero, un resultado excesivo, una muestra evidente de que el equipo está a falta de alguna cualidad perdida, no se sabe muy bien si física, táctica o mental. Y, coincidiendo con el discurso del presidente en la Asamblea, Zinedine Zidane insistió en que el equipo había estado “falto de intensidad”. Quizás conviene insistir que “se juega como se entrena” y Zinedine tendrá que repasar este aspecto de manera inmediata…

            Me interesan mucho las opiniones de Angel Cappa acerca del fútbol, siempre me gustaron sus publicaciones sobre todo el libro compartido con Menotti, “Fútbol sin trampa”, para mí uno de los mejores textos sobre fútbol que se hayan escrito. En el “Congreso Internacional de Coruña” dio una conferencia interesante: “Lo primero que tiene que tener claro un entrenador es que debe jugar lo mejor posible al fútbol, comprendiendo el juego y a través de una buena reproducción del mismo, intentar ganar. Porque la victoria te da alegrías instantáneas, pero el buen juego te permite soñar en el tiempo… Hemos de saber que nada, ni nadie, te garantizará el triunfo. El fútbol se hizo grande, no porque alguien ganase partidos, sino porque hubo equipos que jugaron muy bien al fútbol. El fútbol es un negocio… y tiene el objetivo de ganar lo más rápidamente partidos, esa inmediatez hace mucho daño al fútbol y hace que la gente no repare en los medios, sino simplemente en el resultado. Muchas veces el entrenador de fútbol no tiene tiempo, ni a fracasar”. Concluyendo también en que “entender que la presión depende en gran medida de la organización y no tanto de la intensidad, como se cree. Es fundamental la solidaridad en esa organización”.

             El entrenador Cappa siempre estuvo a favor de “jugar bien” antes que “presionar” mucho para recuperar el balón si después no se sabe muy bien para que se quiere la pelota. Y se atreve a comentar la antítesis de lo que tiene que ser un entrenador de fútbol: “Conocí a un entrenador que les hacía correr hasta que vomitasen, aquí el que no vomita, no juega… yo entiendo lo mismo con el juego, aquí el que no trate de hacer cosas con la pelota, no juega”. Por eso, el concepto de “intensidad” va a ser la cantinela de los próximos meses en el Real Madrid porque, es lógico, su presidente, su entrenador, ya lo están aireando de manera oficial. Y bien es cierto que se carece también de otros argumentos futbolísticos.

            Personalmente espero que se renuncie a esa “actitud displicente” que muestra el equipo del Real Madrid y que proviene de temporadas anteriores, el equipo juega y juega pensando que al final de cada jugada, “alguien” aparecerá metiendo el gol de la victoria. Pero esa actitud tiene una carencia capital en este momento, pues ya no juega Ronaldo, que al final siempre metía el gol de la victoria. Pero algo parecido le pasa al Barcelona, cuando Messi es el “matador”, su abuso de la pausa ya no se permite si no se gana. Cuando se pierde, todo son críticas. Yo me daría por conforme si estos equipos salieran a ganar el partido desde el minuto uno, ese cambio de actitud predispondría el ambiente de combate necesario, por supuesto sabiendo controlar el juego y el partido cuestión que no se produjo en el partido contra el Levante, cuyo resultado 3-2 se produjo cuando en la primera parte el R. Madrid ganaba ampliamente por 3-0. Declaraba Simeone allá por agosto.2013, “que su equipo tiene que mostrar “intensidad” en el juego para no ser uno del montón. 

            Pero no es bueno aferrarse al “fútbol furia” ya en desuso por cuanto aquel modelo se modificó en 2006 con la Selección española de Luis Aragonés ganando en 2008 el “Europeo” correspondiente y que con Vicente del Bosque tuvo una continuidad ganadora manteniendo el mismo espíritu de juego alejado de la “intensidad furiosa”. Aquel “fútbol-furia” que todo lo basaba en la intensidad, con y sin balón, y que a veces degeneró en “fuerza bruta” con la que acababan ganándonos otros equipos mejor dotados en cualidades físicas. Y fue el fútbol de los “chiquitos” con mejor técnica el que acabó imponiéndose. Los “antiguos”, no obstante, siguen recordando la reflexión de Marina Castañeda: “Ya nadie tiene esa intensidad en la mirada”. En el fútbol ni falta que hace porque demostrado está hay otras fórmulas ganadoras. Tomemos este otro ejemplo, leo (ABC, 21.6.2010) a Vicente del Bosque: “No nos relajamos en el primer partido. Tenemos el grado de presión propio de un partido de un Mundial. Prefiero estos partidos de máxima intensidad a aquellos que parecen más sencillos. Sabemos que nos tenemos que esmerar porque Honduras no se va a conformar con lo que hizo ante Chile”. 

           Por eso, no renunciemos a la intensidad, pero acompañándola de otros fundamentos inexcusables para un fútbol mucho más evolucionado del que en España ya se acepta con plena naturalidad. Ya en noviembre de 2011, Guardiola declaraba: “La base de todo éxito está en la “pasión” con la que se ama el oficio, representada en la ambición de sus jugadores por ganar y disfrutar del fútbol con la misma intensidad que desde la infancia”. Eso sí, lo que no ha cambiado es el que “hay que ganar como sea…”, es una evidencia que la victoria valida muchas actuaciones, incluso las equivocadas.

Salamanca, 22. setiembre. 2019