Trucos, manejos y manipulaciones en el fútbol.

12.09.2018 14:45 de MAROGAR .   ver lecturas

“Cuando recibo el balón ya sé lo que voy a hacer, ahí está el truco”. (Marco Reus).

            Sin duda es un gran fundamento del fútbol la idea de anticiparse a lo que va a ocurrir, tanto en el plano individual como en el colectivo. Incluso previendo muchas cosas, ahí está otro de los secretos del fútbol, habrá que aportar mucha improvisación, unas veces entrenada y otras surgidas de los hábitos adquiridos incluso en etapas infantiles. El concepto de truco suena a engaño, juego de “trileros”, mentirosos desde el punto de vista que muestra una cosa y hace otra para obtener ventajas por sorpresa tanto en las acciones individuales como en las colectivas, pero no me quiero referir aquí a “ilegalidades” sino a “pillerías” que sirven para superar al contrario dentro de las normas establecidas... 

            Es numeroso el inventario de acciones recomendadas a los jugadores para engañar, otra cuestión es que se produzcan sorpresas entre los propios entrenadores como puede ocurrir en cualquier guerra de guerrillas. Ya insistía yo en “De fútbol y de hombres” que “La improvisación en el fútbol, exclusivamente la que se muestra dentro de un terreno de juego, es una virtud de los futbolistas con los que disfrutamos por sus jugadas creativas y sorprendentes. Probablemente sea una exclusividad de los fuera de serie, esos futbolistas que nos elevan, que nos hacen felices y nos ponen el vello de punta... en el campo de juego, la creatividad de los mejor dotados, de los más hábiles, nos dan la sensación de que las jugadas salen por sorpresa, por arte de “birlibirloque”, ni siquiera adivinamos que forman parte de una planificación, de unos entrenamientos sistemáticos establecidos, donde las individualidades se esmeran al máximo para superar sus acciones típicas y amplían su repertorio en todos los partidos, aportándonos un espectáculo sin par”. 

            Estos últimos días aseguraba la prensa inglesa que el técnico español del Arsenal, Unai Emery, intentó utilizar el césped como arma táctica para frenar al City en el primer partido de la “Premier”. En realidad, esta es una cuestión muy manida que suena a mañas antiguas cuando los campos de juego se llenaban de agua para perjudicar a uno de los contendientes. Algo parecido al estrechamiento del campo de juego que se prohíbe expresamente por cuanto las medidas deben permanecer intocables durante todo un campeonato. La acción de no regar para que el balón no fluya lo que perjudica al equipo que más toca, es un viejo truco que, sinceramente, me parece una niñería. Conocí a un entrenador que los largueros los ponía a más altura de los 2,44 metros reglamentarios, igual que el punto de penalti lo acercaba a la portería por debajo de los 11 metros de la Regla, jugaba con la idea de que en el propio campo se tirarían más penaltis a favor de los que se recibirían. Hasta que los árbitros tomaron como norma, antes de los partidos, proceder a medir con precisión.  Esto es auténtico pero muy infantil, como aquel otro entrenador de juveniles que ponía los balones debajo de la ducha para que pesasen más de los 396 a 453 gramos de peso reglamentarios y, de paso, obtenía ventajas en dichas categorías inferiores donde lo físico es determinante. Por decirlo todo, lo de Unai Emery no sirvió para nada porque el City ganó al final 0-2 en el Emirates.

            Estas cuestiones quedan muy bien en los relatos curiosos de los partidos, pero sinceramente no tienen ninguna trascendencia práctica, si sale bien nos lo anotamos para deslumbrar a los amigos; si sale mal, mejor callarse. Otras noticias apuntan que Allegri, en la Juventus, estaba cambiando ciertos aspectos tácticos como por ejemplo realizar más centros desde las bandas como se constata haber aumentado hasta 79, mientras que el Inter llegó a 70, y todo ello esperando que Cristiano Ronaldo aprovechase el máximo de servicios de sus compañeros de alas. Curiosamente, Ronaldo no marcó todavía en el Campeonato. “De fútbol y de hombres” señala verdades como puños: “... siempre culpamos a los “desordenados” de todos nuestros males y alabamos incondicionalmente a los burócratas “organizados”. Lógicamente, como tantas otras veces, recurro a Galeano: “Yo no creo en los esquemas. A mí me gusta el fútbol hermoso, el bonito, el que da placer a los ojos. El que da placer a las piernas que lo juegan, y los ojos que lo miran, ése es el mío. No importa el país que lo preste, ni el club que lo preste... Soy patriota del buen fútbol...”

        Los seguidores de Menotti solían decir que los jugadores deben enseñar a los contrarios que “Si voy es que vengo; si vengo es que voy”. O sea, mostrar siempre lo contrario de lo que se va a hacer, poner el intermitente para la izquierda y girar hacia la derecha. Ese tipo de jugadores cancheros que, cada vez, se ven menos en los campos en aras de un juego más cooperativo, más táctico, más seguro en las posesiones. Es lo mismo que, cuando un entrenador dispone de un jugador individualista y espontáneo, se tiende a no poner en el equipo más de uno para no descentrarse en un fútbol no planificado. Eso sí, el mismo jugador si jugase en el equipo contrario le dedicaríamos varios marcadores a lo largo de todo el partido porque se los teme. Es el contrasentido, no quiero al “pillo” de turno en mi equipo, pero lo temo si juega en el equipo contrario. En cualquier caso, el fútbol preciosista de una individualidad siempre será bienvenido cuando se pone a contribución del equipo y no cuando se ejecutan virguerías “de cara a la galería” solo para beneficio propio.

         En “Futbolandia: Ensoñaciones, realidades y virguerías del fútbol” acopié un conjunto de acciones individuales que alguna vez he visto en un campo de fútbol y que sorprenden por cuanto son poco practicadas y, por tanto, poco vistas en los partidos. Muchas de ellas no las volví a ver (La Aurelio, la Marianela, la Sarina, la Lambretta, la Foquinha, etc), incluso para ponerles literatura hubo que indagar en vídeos perdidos por ahí de difícil localización. Ahora mismo, buscando en “google”, poniendo “trucos de fútbol” la imaginación se despierta y existen numerosos enfoques de lo que otros consideran “trucos” de fútbol. Personalmente, no solo me refiero incluso a esas virguerías que describí en su momento, sino también a conceptos generales que se desarrollan en un partido. Los regates y las filigranas no bastan por muy malabaristas que se muestren los futbolistas porque eso no es fútbol, por más que nos asombremos con tales habilidades. Al mismo tiempo, nos encantan las acciones practicadas por ciertos especialistas “freestyle” con las que disfrutamos como en otras acciones de circo puedes quedar encantado, pero no es fútbol por más que se maneje un balón y se dominen acciones exquisitas a la perfección. Tampoco es de recibo en el fútbol que un jugador del Bayer Leverkusen, 2013, marcase un gol al Hoffenheim, nadie supo como el balón entró en la portería. Posteriormente, se descubrió que había entrado por un lateral de las redes y se dio por válido. Esto no es truco ni premeditado, posiblemente el VAR actual hubiera descubierto la engañifa.

         Otros jugadores que sorprenden a diario, tanto por su excelente técnica individual como por sus aportaciones colectivas, se puede reflejar en Marcelo, el defensa izquierdo del Real Madrid. Después del primer partido entre Real Madrid y Atlético de Madrid para la “Supercopa” quedó un tanto señalado debido a los boquetes defensivos que dejó en su juego, mientras que en ataque estuvo romo, seguramente por su exigua condición atlética en ese momento. Pero esa deficiencia individual, táctica, se le conoce hace 12 años y a Marcelo se le ha aceptado siempre por ese plus de agitador que aporta en el lateral izquierdo muy beneficioso para su equipo, demostrado está. Su mayor bagaje es el atrevimiento, y el equipo tácticamente se debe pertrechar para ello siempre dedicando una cobertura temporal a su espalda porque lo contrario, no atacar, sería mucho más negativo. Lo más lamentable es que cierta prensa esté atacando, malintencionadamente, por esas carencias de Marcelo cuando las virtudes superan a aquellas. Sin trucos ni cartón... Probablemente, en breve, comencemos a observar las dudas (interesadas) que transmiten desde la prensa especializada acerca de los “trucos” que maneja Isco en su juego, pienso que serán teledirigidos, cuando hasta ahora Isco era un niño mimado de la prensa precisamente por su manera específica de jugar. Curiosamente, la Juventus ha renovado a Sami Khedira hasta 2021: “Estoy muy orgulloso de anunciar que acabo de ampliar mi contrato…Estoy muy orgulloso de ser parte de la gran historia de este equipo. Sigamos haciendo historia en blanco y negro”. La Juve asegura que es el mediocampista que disputó más minutos, 8.882, en todas las competiciones: “Sami es una de las piedras angulares del mediocampo de la Juventus y seguirá siendo así…” Khedira consiguió 3 escudetos, 3 Copas de Italia y 1 Supercopa italiana; sin embargo, hace unos años, jugando en el Real Madrid, era un jugador muy repudiado por la prensa y el mejor calificativo era “tuercebotas”… O sea, el fútbol depende del cristal con el que se mira.

        Estos últimos días, la Selección española de Luis Enrique ha obtenido unos excelentes resultados, además de buen juego, tanto contra Inglaterra como contra Croacia donde su Seleccionador asegura que España fue insuperable. Sintetizo algún aspecto reseñable tomado de Javier Sillés, Marca: “… aprisionó el partido bajo coordenadas muy reconocibles como la posesión (70% y 818 pases), más el añadido de los cambios de orientación, los balones en largo y los remates desde media y larga distancia… La Selección intentó hasta 34 balones en largo. En el Mundial sólo promedió 22 por encuentro… La carga rematadora (15 disparos) fundió a Croacia…”  Hay una urgencia desmedida por “subir a los cielos” a Luis Enrique, las sencillas complejidades del fútbol se van manifestando con sus específicos intereses y segundas intenciones… Por eso hay que estar “avisado” de los movimientos de manipulación que se observan a diario en la prensa deportiva.       

Salamanca, 12 de setiembre de 2018.