A la excelencia con excelentes...

02.12.2015 22:15 de  MAROGAR .   ver lecturas

En el fútbol, jugadores y entrenadores que buscan ansiadamente el triunfo, muestran rasgos intensos de “perfeccionismo”… Entrevistaban a Leo Baptistao en “El Larguero” y el futbolista, inocentemente, decía de su entrenador Marcelino del Villarreal: “Perfecto, es pesado en el buen sentido”. Lo mismo que ya aseguraban los jugadores del Athletic de Bilbao sobre su entrenador de hace unos años: “Bielsa es un perfeccionista”. Hasta que, en la última temporada, se supo que “ya no lo aguantaban”… Se llegó a publicar: “Bielsa es un entrenador que no descansa del fútbol, vive por y para el fútbol. No para de trabajar. Su obsesión es la mejora diaria del equipo, en darnos soluciones en las diferentes zonas del campo. Es un perfeccionista. No acaba los ejercicios hasta que se ejecutan como él quiere”. Son pequeñas muestras de personajes que buscan la excelencia en su trabajo…

En “L’Equipe” aseguró Benoit Tremoulinas: “He caído con un entrenador muy perfeccionista que pide mucha implicación en los futbolistas. Muchos vídeos, entrenamientos con variaciones tácticas… He progresado mucho en el juego sin balón”. Siguiendo esta corriente, Cristina de Alba Galván se preguntó: “¿Es el perfeccionismo un defecto o una virtud?” “… algunas personas consideran que ser perfeccionista es una virtud. En el ámbito laboral es frecuente escuchar a personas que califican como “bueno” que un trabajador esté en búsqueda constante de la excelencia. En ocasiones, el perfeccionismo se considera la base del éxito”. Por eso es importante llegar al punto de equilibrio, los extremos son el problema: “El perfeccionista puede padecer depresión o desarrollar conductas obsesivas”. Y esa es la cuestión, ¿todos los perfeccionistas son obsesivos?

Alfonso Pérez Muñoz, ex delantero del Real Madrid y Barcelona, comentó en cierta ocasión de Guardiola: “Era una fatiga del fútbol… Una persona perfeccionista, que insiste mucho en las cosas. Una persona a la que le gusta mucho el fútbol, que lo vive… Como entrenador veía 20 vídeos de partidos de los rivales… Ya entonces te insistía en dar el balón al pie, le gustaba distribuir, era brillante, metódico…” Del mismo modo, Cristiano Ronaldo afirmó al mensual francés “So Foot”: "Siempre me he fijado en los jugadores que tenían el mejor rendimiento y observándolos comprendí una cosa: lo que marca la diferencia entre los buenos jugadores y las estrellas es el trabajo… Muchos jugadores son buenos cinco, diez o quince partidos. Pero hay que ser bueno 60 partidos en una temporada”. Y agregó: “Dormir bien, descansar bien, comer bien, la diferencia entre buenos jugadores y el mejor jugador del mundo puede estar en esos detalles”. Otro futbolista importante, David Beckham, en la revista “Elle”, Reino Unido:  “En todo lo que hago me gusta ser el mejor, sigo trabajando muy duro…”

Sin duda, prefiero la búsqueda de la excelencia con excelentes y no con enfermos de la perfección que solo buscan el éxito personal, que tienen miedo a los fallos, más bien tienen “miedo a perder”. Porque, con ello, suelen aislarse en su burbuja personal y se olvidan del juego colectivo… Justo en este momento, percibo que el estado de ánimo de Cristiano Ronaldo está atravesando una crisis momentánea, hasta hay quien asegura que su carrera está en declive en esta temporada… ¿Con qué vara de medir lo están calculando? Es un ejemplo significativo pero es que en fútbol ya no basta con oir, ver y callar… “La Opinática” al uso aconseja a muchas personas del fútbol a “decir”, a “no callar”, a “escribir”, a “no reflexionar”… Todo menos “hacer” que es lo aconsejable según aprendía de Confucio: “Lo oí y lo olvidé. Lo ví y lo entendí. Lo hice y lo aprendí”.

Salamanca, 2 de diciembre.2015