Elevando los juicios futbolísticos.

18.04.2024 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

“Hay pocas verdades absolutas en el fútbol. Una de ellas es que los árbitros siempre benefician al rival. Sea por el fragor de la competencia, por la identificación visceral que forjamos con un equipo o, simplemente, porque la objetividad no es más que esa aspiración imposible de intentar ver las cosas prescindiendo de nuestra propia mirada, solemos ser muy sensibles con las injusticias que se cometen contra nuestro equipo y no tanto con las que se producen contra otros”. (Santiago Solari).

          Recurrí en esta ocasión al blog “The Cuentista”, fecha 17.06.2016, y transcribo algunos pensamientos que me permiten elevar mis juicios futbolísticos. Curiosamente, algunos de los pasajes no los había localizado a pesar del tiempo transcurrido desde 2016. 

           A mí no me sonaba que Roberto Bolaño “era apasionado del fútbol y que escribió un cuento con descripciones de jugadas y detalles de los partidos: “Buba corrió por su batida, rápido, mucho más rápido de lo que había estado en el resto del partido, se acercó a unos cuatro metros del área grande y cuando todos esperaban que centrara soltó un tiro que sorprendió a los dos defensas que tenía delante y al arquero, un tiro con un chanfle como yo no había visto nunca, un disparo endemoniado propio sólo de los jugadores brasileños, que se coló por la escuadra derecha de la portería contraria y que puso a todos los espectadores de pie…”

            También Handke escribió “El miedo del portero ante el penalti”: “Cuando el jugador toma la carrerilla, el portero indica con el cuerpo inconscientemente la dirección en que se va a lanzar, antes de que haya dado la patada al balón, y el jugador puede entonces lanzar el balón tranquilamente en la otra dirección. Es como si el portero intentara abrir una puerta con una brizna de paja. De repente, el jugador echó a correr. El portero, que llevaba una camiseta de un amarillo chillón, se quedó parado sin hacer un solo movimiento, y el jugador le lanzó el balón a las manos”. Son pasajes para leer y releer, para grabarlos y recordarlos de vez en cuando como en un programa de televisión. Y de paso seguir disfrutando de la incomparable belleza del fútbol.

            En 1985, Marguerite Duras entrevistó a Michel Platini para el diario “Liberation”: “No se sabe que es más hilarante, si la surrealista entrevista o la semblanza que de ella hizo Platini (que en su momento no tenía ni idea de quien era aquella mujer) a la muerte de la autora. Una hora con Marguerite Duras fue para mí más difícil que cualquier partido de mi carrera. Había incluso preguntas que no alcazaba a comprender. Hablaba sin cesar del angelismo, había inventado una palabra, el hombre-ángel (L´ángelhomme) para referirse a los futbolistas. Me consideraba un ángel azul. Era divertido, era algo nuevo, una manera totalmente distinta de percibir el deporte”.

             Del mismo modo, Pratchett aunó fantasía y fútbol en “El Atlético Invisible”. Según Pratchett es una de sus novelas con menos elementos fantásticos, más bien acercándose al realismo mágico. “¿Cuántas veces has visto el balón en juego? Apuesto a que casi nunca”. – “Bueno, vale, pero lo importante no es el fútbol”. – “¿Me estás diciendo que lo importante del fútbol no es el fútbol?” … “Marías ha publicado incluso un libro sobre fútbol: “Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol”. En realidad, se trata de una recopilación de piezas varias. Para Marías el fútbol es temor y temblor, dramaticidad y zozobra, una mezcla de sentimentalidad y salvajismo, una escuela de comportamiento y nostalgia, y la escenificación de la épica al alcance de todo el mundo. Pero sobre todo es, como el título del primer y celebre ensayo del libro “La recuperación semanal de la infancia”.

             Moix, que era hincha dedicada del Barça, escribió “Un poco de pasión y otros cuentos de fútbol”. Un pasaje de unos de los relatos: Relajante. Ante todo, ver un partido de fútbol retransmitido por televisión le resulta relajante. Sumamente re-la-jan-te. Y, así, silabeando en voz baja y con pausada entonación, pronuncia el término al repetirle a su mujer que, al contrario de lo que ella parece dar a entender, con sus reiterativos ¡tranquilo, hombre, tranquilo, seguro que ganan el título!, a él, ver un partido de fútbol en casa, sentado cómodamente en un sillón frente al televisor le resulta, muy, pero que muy “re-la-jan-te”. Y si a veces da muestra de inquietud, no se debe al hecho de seguir la marcha del encuentro con excesivo apasionamiento, ni al cero a cero indicado en el marcador, sino, precisamente a los insistentes no te pongas nervioso de su mujer, ilógicos a todas luces, tras una convivencia matrimonial de veinte años”

            Sin dudarlo, son escritos de humanos cultos y no de “Inteligencias Artificiales”, esas que nunca lo podrán vivir ni expresar con tal destreza y creatividad.

             Volvamos a los franceses que reservan al fútbol lo más escogido de su intelectualidad. “No se tiene constancia de que Sartre jugara al foot: se la pasaba en los cafés y es lo que tiene. Pero en una de sus obras cumbres, la “Crítica de la razón dialéctica”, se valió del fútbol como analogía y dejó dicha una de las frases míticas del existencialismo: “En el fútbol todo se complica por la presencia del equipo adversario”.

           (…) “Barnes es hincha declarado del Leicester City. En mayo de este año escribió un artículo en “The Guardian” titulado “My Stupid Leicester City Love” en el que se explica como su equipo de toda la vida se ha convertido en el más popular de la liga inglesa haciendo lo contrario a lo que hacen los grandes: gastar poco dinero y simbolizar un “ethos”, un tipo de “football”, que en el fondo es el que sigue atrayendo a los fans: romántico, generoso, modesto, puritanas vestidas de azul”.

            Salamanca, 18. abril.2024.