El apasionado aburrimiento del fútbol.

26.01.2023 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

“Jugar en los mejores clubes es un bonito reto, pero hay uno mucho más difícil: jugar contra ellos y ganarles. Yo me dedico a ello”. (Mat Le Tissier, 16 temporadas en primera división inglesa con el Southampton, ningún título en su palmarés).

            Lo leí en “verlanga.com”, un enfoque supremamente distinto a lo que se suele dedicar la mayoría de ciudadanos futboleros de este país, firmado por Andrés Rodríguez. “El fútbol-espectáculo como opción de ocio actual presenta debilidades, urgentemente a resolver, como, entre otras, podrían ser la excesiva cantidad de competiciones vigentes, la escasa interactividad con el espectador o la falta de identidad y de sentido de pertenencia respecto a los contendientes… El presente escenario en el fútbol, con el futbolista como epicentro, no es sino reflejo del culto al ídolo que se profesa en su entorno donde, paradójicamente en un deporte colectivo, priman y abruman los récords y premios singulares, sustituyendo, en consecuencia, el natural sentido de pertenencia del aficionado para con el grupo en un fanatismo de identidad unipersonal con el jugador, evolucionando hasta la fase final en que se pueda ser ya hasta más seguidor del futbolista que del propio equipo”.

           Y nos encontramos con el eterno problema que seguirá agrandándose a medida que el “figura” de turno siga creciendo, individualmente, sobre todo en sus emolumentos tan bestiales que pueden destruir la esencia de un club. Todos conocemos el caso proverbial de Messi y cómo acabó aquella vorágine, los aficionados lo querían sin reparar en precios ni en consecuencias. “El mundo profesional traslada su modelo al deporte base, donde con frecuencia se encuentra a chavales de catorce años que ya han jugado en cuatro clubes diferentes y en el que la figura de captación y representación de jóvenes valores se realiza a una mayor temprana edad. Si al deporte se le considera de influencia vital en la formación del individuo, su reconocido valor en la creación de vínculos de amistad se irá perdiendo, pues, con tanto trasiego por diferentes equipos, ese lazo perdurable entre los compañeros se antoja sumamente improbable, quedándose simple y lastimosamente en el estadio de conocidos”.

           Hay un trasfondo en las reflexiones de Andrés Rodríguez y los iniciales comentarios que trascendieron en la presentación de Florentino Pérez sobre aquello de que la juventud no se acercaba con asiduidad a los Estadios; por lo que la “Super Liga” era una necesidad de futuro para la implantación de una nueva competición, con clubs más necesitados en obtener mayores beneficios. Por supuesto, para que los diversos partidos sean mucho más atractivos que en la realidad actual. Por ello, el articulista prosiguió: “Su futuro debería basarse en crecer en la globalidad desde la localidad, que es la garante de los principios fundamentales de su éxito, la tradición y la fidelidad. Que el seguidor continúe sintiendo como propios los éxitos y fracasos de su equipo. Que, con su apoyo en el estadio, pueda seguir influyendo en la consecución de las victorias. Que tenga mucho sentido el “soy de”. Que su condición legendaria sobrepase, por diferente, al resto de modernas distracciones con que disfrutar del asueto. Obviar esto sería un error irreparable”. La cuestión, pues, que el sentido de pertenencia es absolutamente necesario para que, incluso los equipos más “cutres” tengan seguidores de por vida…

          Pero, en la actualidad ¿El fútbol es aburrido? Sinceramente, yo no lo creo. Otra cuestión es que no comparta los basamentos técnico-tácticos sobre los que se sustentan ahora mismo muchos equipos, que haya estilos y fases del juego que prometen mayor entusiasmo, más intensidad, más belleza y más ética en su desarrollo. Remitiéndonos a la final del “Mundial Catar 2020”, en aquella mesa futbolística hubo dos equipos, dos colectivos muy activos, muy competitivos, dos aficiones entregadas, dos buenos entrenadores, un buen árbitro que no se condicionó con el VAR y sus miserias, por supuesto no dio tiempo en el partido a que nadie se aburriera a partir de que el marcador se pusiera 2-1 a favor de Argentina. Y habiendo todos esos ingredientes, aparecieron los valores, casi exclusivos, en los que se apoyan enfermizamente los medios de comunicación, es decir, Messi y Mbappé que acabaron aportando sus mejores galas, del resultado amplio de 3-3 cinco goles fueron el “botín” conseguido por ambos extraordinarios jugadores. 

          Por tanto, el aburrimiento no dependerá de las tácticas reiterativas sino de un compendio de atributos que, en ningún caso, debemos cederlo tan solo a las individualidades. Más bien éstas serán el brazo ejecutor de los colectivos pero, por ellos mismos, no podrían avanzar en la evolución de un fútbol competitivo.

         26.Enero. 2023.