La importancia de saber ganar; y también de saber perder...

24.01.2021 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

“Estamos enseñando a ganar, cuando deberíamos enseñar a perder. Porque, sencillamente, ocurre más. Yo corrí 11 Tours y solo gané uno.” (Perico Delgado).

             Uno de los grandes defectos de ser seguidor de un gran equipo es la dificultad para saber perder. Es normal que cuando se gana casi siempre, a la hora de perder, se es intransigente y muy poco tolerante, bien con los fallos, bien con la posibilidad de que el equipo contrario haya sido superior en su juego y en ese partido en concreto. En 7. Octubre. 2015, escribía Borja Franganillo: “Generalmente, a todos nos gusta ganar y a nadie le gusta perder, pero no se enseña cómo hay que ganar y cómo hay que perder”. Y matiza: “Saber perder es complicado, se fusiona la tristeza o frustración de no haber alcanzado un objetivo con la “deshonra” que puede suponer dicha derrota. Saber perder es una de las grandes enseñanzas que aporta el deporte y es, por supuesto, aplicable a la vida cotidiana”. 

            (…) “En el deporte se puede responsabilizar de la derrota al rival, al árbitro, al entrenador, a los compañeros, etc., pero eso no sirve para que el deportista evolucione y mejore. Tras una derrota, la persona que quiere progresar hará un trabajo de reflexión y autoanálisis para poder corregir cada detalle. Por otro lado, la persona que responsabilice a todo el mundo excepto a sí mismo, difícilmente aprenderá de sus acciones y errores (lo cual aumenta las probabilidades de que vuelvan a producirse) … Saber ganar es una de las acciones más bonitas del mundo del deporte: el respeto que se muestra al rival tras vencerlo en la competición resulta muchísimo más atractivo que las habituales ostentaciones y pavoneos”. Quizás sea el momento de apuntar una reflexión de Zinedine Zidane, él que está siendo criticado porque pierde más de la cuenta en esta Liga 2020/21: “Mis padres me enseñaron tres cosas fundamentales: que para poder estar orgulloso de ti mismo hace falta trabajar; que es preciso actuar con seriedad; y que debes respetar a los demás para recibir respeto a cambio. Trabajo, seriedad y respeto”.

            Es muy típico por parte de los aficionados o de los periodistas que, cuando se pierde, la reacción inmediata es la de “cortar cabezas”, las frustraciones hay que apaciguarlas “pisoteando” a alguien, sea quien sea, sea cual sea su trayectoria, da lo mismo los beneficios que acumulase para el club. Perder, hoy por hoy, es una afrenta y la reacción inminente es encontrar “una cabeza de turco”. En cualquier caso, la falta de educación deportiva nos llevará a mantener una actitud de “diente por diente” sin aceptar las circunstancias del juego, los posibles fallos como consecuencia de los aciertos del contrario… Me gusta la reflexión anónima: “El verdadero perdedor no es aquel que no gana. El verdadero perdedor es aquel que tiene tanto miedo a no ganar que ni siquiera lo intenta”.

            Andrés Carrillo (psicologiaymente.com) nos apuntó 7 claves para aprender a aceptar las derrotas.  Muy tontos son aquellos que no reflexionan acerca de que “nadie escapa de las derrotas”. Por tanto, seamos constructivos cuando perdemos: 1. Deja atrás la frustración. (Ver que salió mal y superarlo); 2. Acepta las cosas como pasaron. (No buscar excusas); 3. Evita reacciones hostiles (Si aceptamos las verdaderas emociones es menos probable tener reacciones hostiles); 4. Dale más importancia al proceso (Que no afecte la ansiedad de ganar); 5. Evita el rol de favorito (No subestimar a los rivales y sobrevalorar las propias capacidades); 6. Evita el pensamiento túnel (Valorar otras alternativas que no solo la de ganar); 7. Evita la estigmatización (No caer en el estigma del “todo o nada”). Quizás practicando estas premisas sepamos valorar mucho más la victoria incluso la derrota.

             Pero es fundamental la filosofía personal al respecto de los pensamientos sobre el ganar y el perder. Sun Thu aporta su misterio: “Haz del frente la retaguardia, haz de la retaguardia el frente, con cuatro cabezas y ocho colas. Haz que la cabeza esté en todas partes, y cuando el enemigo arremeta por el centro, cabeza y cola acudirán al rescate”. 

              24.enero. 2020