¿Qué es fútbol y qué no es…?

15.05.2023 00:00 de  MAROGAR .   ver lecturas

“¿Qué culpa tendrá la margarita de tus dudas?”. (Anónimo)

          Ancelotti, después del partido de Copa jugado en Cáceres, venía a decir que el campo estaba mal porque los jugadores se caían, se levantaba el césped y el balón no corría por lo que solo se podía jugar en corto. Sin dar demasiadas explicaciones, concluyó: “Esto no es fútbol”. El partido fue competido, y el resultado final fue a favor de los madridistas por un gol a cero. Pero, ¿fue fútbol?

           Me agradó un comentario de Lucía Taboada (ElPaís, 9. enero.2023) titulado: “Siempre es fútbol”: “Durante 30 años existió en Argentina un estadio construido en cursiva, un campo de fútbol completamente torcido: el del Club Social y Deportivo Liniers. Una de sus áreas medía 37 metros de ancho, la otra tenía 39. Una sus mitades medía 48 metros, la otra 54. La irregularidad era tan evidente que en las fotos aéreas de la cancha no se observa la forma de un rectángulo, sino de un trapecio. El Jack Nicholson de Mejor imposible hubiese entrado en parada cardiorrespiratoria al verlo. En realidad, cualquier persona mínimamente maniática con las líneas rectas. Pero en ese campo trapezoidal se disputaron partidos de fútbol durante 30 años. Hasta que un día a la AFA le entró rectitud, literal y metafórica, y la cancha se arregló. Me acordé del campo torcido cuando Carlo Ancelotti dijo en rueda de prensa después del partido de Copa del Rey ante el Cacereño eso de “para mí, esto no es fútbol, es otro deporte”. Si jugar en un campo en malas condiciones no es fútbol, el fútbol quedaría automáticamente invalidado como deporte…” Un razonamiento que tiraría por tierra el comentario de Carlo Ancelotti y, por otra parte, con el que estoy de acuerdo. Si bien, acepto el contexto en el que el entrenador madridista lo hizo.

          “Hace un par de meses estuve en Nápoles de viaje cuando, paseando, ocurrió, más que una escena, un fotograma de Paolo Sorrentino. Frente a la Iglesia Gesù Nuovo varios niños daban patadas a una pelota y la perseguían de un lado a otro de la plaza. Apenas había iluminación de las farolas, así que los chavales jugaban básicamente con el reflejo de la Luna. Eran las ocho en punto de la noche. Lo sé porque las campanas de la Iglesia comenzaron a sonar. Din. Don. Dan. Bajo el estruendo sonoro, el cura se asomó a la plaza, prendió un cigarrillo y se puso a animar a los niños. En Nápoles, una ciudad sin apenas espacios verdes, las rodillas de los jugadores llevan todas las cicatrices del asfalto”. 

           “Muchos futbolistas de la Premier también aprendieron a jugar al fútbol directamente sobre el hormigón de las calles. Un fotógrafo llamado Michael Kirkham lleva años recopilando fotografías de las porterías trazadas con tiza en paredes, en los costados de pubs, fábricas, almacenes o casas de barrios periféricos de Liverpool, Leeds, Bradford o Sheffield. Su proyecto se llama Urban Goals. A veces las porterías ni siquiera están descritas por líneas pintadas, sino que se valen de marcos oxidados de metal. Todas las canchas de fútbol recopiladas por Kirkham hablan de la desigualdad económica de los suburbios ingleses carentes de instalaciones deportivas. Pero también hablan de la esencia del fútbol - una expresión que detesto pero que tenía que utilizar - , o como sea que se llama este deporte cuando sucede en un lugar sin césped brillante ni tapiz impoluto”. Seguro que no tiene inventariada una portería pintada con tiza en una pared de la Calle Río Yeltes, Barrio Garrido de Salamanca, sobre el ladrillo “cara vista”, y que en ese edificio vivieron mis amigos Fermín y Vicente Del Bosque, con los que jugábamos nuestros partiditos siempre que el guarda, señor Viñuela, nos lo permitía…

          Y Lucía Taboada remataba el artículo: “Me sabe fatal llevarle la contraria a Ancelotti pero el fútbol, si hay una portería y un balón, siempre es fútbol”. Aseveración con la que estoy de acuerdo y también Ancelotti. Pero, ocurre que, sacado de contexto, Ancelotti fue criticado al respecto y, aunque tuviera razón en las malas condiciones del terreno de juego, el periodismo en general aseguró que “el campo estaba mal para los dos”. Una verdad de Perogrullo aunque debemos convenir que perjudicó más al Real Madrid porque sus condiciones técnicas siempre podrían manifestarse peor en un campo con “tropezones” de hierba blanda. Pero nada más, a mi me parece que Ancelotti no quiso hacer de menos al Cacereño ni a sus instalaciones (no es su estilo), se limitó a constatar un hecho evidente: El fútbol siempre será peor en un campo con condiciones deficientes. Lo diga Carlo Ancelotti o la abuela Marcelina… 

          Oriol Romeu, jugador del Gerona, escribió su libro “El viaje interior de un futbolista”, declara (Juan I.Irigoyen, 25.abril.2023, ElPaís): “Nuestra vida se define por las decisiones que tomamos, solo doy mi opinión cuando me la piden”. (…) “Tienes que aprender a balancear. ¿De qué sirve arriesgar y tirar un caño para salir de entre tres jugadores si después te quedan 50 metros por delante?... El fútbol evoluciona hacia la intensidad. En el fútbol moderno hay pocos jugadores que tiren solamente de talento. Antes los equipos estaban más estirados y había más espacios y muchos uno contra uno. Ahora hay bloques bajos organizados y coberturas. Todos se mueven como un reloj. La gente se queja de que los jugadores no regatean, pero cuesta más romperlos. El que corre más, acostumbra a ganar más patidos. Y mola ver cómo a los entrenadores que trabajan bien y a los que son agresivos con y sin balón, les va bien”. (…) “No olvida, en cualquier caso, a su técnico: Michel. “Da libertad al jugador para que sea creativo, pero también genera muchos automatismos, sobre todo en defensa. Es un enfermo en dominar el partido y le gusta mucho apretar. Pero es consciente de que no puede exponerse demasiado. Empatiza mucho con el futbolista, sabe encontrar las palabras adecuadas. El Girona tiene a uno de los mejores grupos en los que he estado en mi vida. Y eso es mérito del entrenador”, explica Romeu. (…) “A los equipos grandes hay que robarles el balón y hacerlos correr. Que vean que no estás todo el tiempo corriendo detrás de la pelota y que, si hay un espacio, atacas. Hay que tener personalidad contra estos equipos”.

          Romeu lo tiene claro, es un futbolista organizador, ancla, de combate y de distribución: “Me llama la atención la cantidad de equipos que proponen en España. En la Premier eso no pasa, balón largo y a correr”, recuerda. Pero la Liga inglesa guarda otro encanto. “El ambiente, el aura en los estadios. Me chocó la primera vez que vi cómo ovacionaban un “tackle (una entrada). Es cultural. Quizás viene de la pasión de los ingleses por el rugby”, sostiene. Oriol asegura que “En el fútbol moderno todos se mueven como un reloj”.

        Así tuvo que hacer el RMadrid en el Estadio de La Cartuja contra Osasuna, un partido que llegó al empate a uno para acabar perdiendo 2-1 Osasuna después de un partido competido que se superó por la precisión de los madridistas, ganando la Copa del Rey de España. Precisamente a tres jornadas del partido contra el City en la eliminatoria para "Champions League", primer partido de la eliminatoria de semifinales. Buen fútbol, sin duda, en ambos partidos.

         15.mayo.2023.