Opinática y objetividad futbolística

02.02.2016 12:15 de  MAROGAR .   ver lecturas

El escritor y periodista Martín Caparrós dicen que recorrió el mundo como “cazador de principios”, no sólo éticos, morales o deontológicos sobre el oficio periodístico. Recientemente escribió un libro, “Lacrónica”, que nos hace pensar sobre dichos temas. Cuando surge el debate sobre “objetividad y pirámides invertidas” se comprometió: “Lo primero no existe; ya a la hora de elegir contar una historia y no otra aplicas la subjetividad. En cuanto a la pirámide invertida, denota mediocridad, falta de ambición”. Ya me gustaría imaginar al escritor contando este proceso de cambio en el Real Madrid… Y claro que me apunto a la idea ética y deontológica, cuestión que no la veo en la mayoría de los que escriben de fútbol… “El cronista era el último en el escalafón, el chico que salía a la calle, traía la información y luego se la daba a un periodista que acababa redactándola. Tenía una resonancia lumpen y queríamos dotarla de prestigio, irla limpiando”…

El partido Barcelona-Atlético de Madrid acabó con 2-1 y dos jugadores menos en los madrileños. Me gustó el Atlético, jugó muy bien, en equipo, además de esfuerzo y colectividad defensiva, aportó control del juego mediante la combinación y posesión del balón… Eso ante un Barcelona, líder de la competición. Curiosamente, incluso hasta el final del partido el Barcelona jugó “apurado” por el resultado, más por méritos atléticos que por deméritos barcelonistas. Quedó una imagen negativa por las expulsiones, la entrada de Filipe Luis a Messi fue extravagante por inusitada. En algún “twitter” ví una antigua entrada de Messi a un portero que, en imagen congelada, también pareció un exceso y el elemento comparativo no disculpa la acción de Filipe.  “Nos dolió a todos” se escribió al respecto de esta entrada, y no deja de ser una muestra “opinática”, el daño real causado no fue tanto aunque pudo serlo… J. Ernesto Ayala escribió (ElPais,2.febrero.2016) un artículo tajante: “Eufemismos innecesarios”: “El planchazo que Filipe le dio a Messi, en el partido que enfrentó al Barcelona y al Atlético, no fue descrito por enésima vez con la precisión necesaria por los comentaristas deportivos que transmitían el encuentro por la emisora que escuché. Como también simultáneamente lo veía por la televisión, dicha imprecisión me pareció aún más escandalosa”. (…) “Espero como un milagro, que un día alguien en la radio o en la televisión, le llame a las cosas por su nombre. Que a las patadas alevosas le llamen patadas alevosas”. (…) “Llegó tarde”. Es el clásico eufemismo que se suele escuchar en situaciones semejantes”.

Kiko Llaneras también escribió al respecto de la objetividad: “Los primeros defensores de la objetividad son los científicos. Creen en ella por defecto, y tiene su lógica, porque si no creyesen en ella para qué tomarse tantas molestias. Pero otra gente desconfía. Los más escépticos son los periodistas. Muchos no creen en la objetividad y proponen la honestidad como alternativa. Tengo entendido que así se enseña en las facultades. Me imagino un profesor escribiendo fuerte en la pizarra: “La objetividad no existe”, y a un alumno respondiéndole que eso será bajo su punto de vista”. Ahí tienen otra opinión distinta. En el fútbol el aficionado no es objetivo porque la carga se vuelca por su excesivo forofismo, el culmen es cuando el periodista de turno, en el ejercicio de su labor, se pone a la altura de aquel y hace ostentación de seguidismo con bufanda y camiseta distintivas. Esa pérdida de rigor le pone a la altura de los “opináticos” sin información rigurosa, poco comprometidos con la verdad. “La objetividad puede definirse de distintas maneras, pero yo me estoy refiriendo a la menos filosófica y más mundana: la objetividad como ausencia de sesgos personales al opinar, razonar, e informar... Porque la objetividad claro que existe. Existe como existe el coraje, la libertad o la justicia: como un ideal. No es posible ser perfectamente iguales, ni del todo libres, pero a nadie se le ocurre decir que la igualdad o la libertad son invenciones. Esta discusión no es solo semántica. Y es que negar la objetividad daña al periodismo y empobrece el debate público”.

La objetividad de este momento de la Liga se concreta: Barcelona, con 21 partidos jugados, acumula 51 puntos. Y le sigue el Atlético con 48 puntos, habiendo disputado todos los partido. El Real Madrid se aproximó al Atlético, quedando a un punto. Siendo el Villarreal el seguidor clasificado en cuarto lugar, a 3 puntos del Real Madrid. Llama la atención los goles a favor del Real, con 64 tantos, mientras que Barcelona consiguió 10 menos, ahora bien éstos recibieron 17 y R. Madrid 20. En esta faceta el Atlético se lleva la palma, tan solo con 10 goles en contra y menos del 50% de goles a favor de los conseguidos por Real Madrid. Sin duda, una excelente rentabilización de los goles por parte del Atlético de Madrid. Por la cola, el Levante lleva 17 puntos; Granada 20; y Rayo Vallecano otros 20. Solamente que los equipos anteriores se diferencian por muy pocos puntos que podrían modificar esta fotografía estática en próximas jornadas: Sporting, 21 puntos; Las Palmas, 21; Español, 22; y Betis 22, los mismos que partidos jugados. Estos datos sí son plenamente objetivos, pero el calendario va a seguir incorporando mucha aleatoriedad a todo el Campeonato.

En la situación actual, perseguir la objetividad no es un propósito fácil para el periodismo. “La culpa es de las personas, por cómo somos. No nos gusta poner en cuestión lo que ya sabemos, o creemos que sabemos, y tenemos un sesgo natural que nos hace preferir la información que confirma nuestras creencias. Nos parece más convincente y más gratificante. Por eso existe una demanda importante, y quizás mayoritaria, de información sesgada e ideologizada… Para el periodismo, la gratificación ideológica es un negocio tentador: buscas una audiencia con los mismos prejucios que tú y te dedicas a darles la razón. Eso puede hacerse desde el cinismo o desde la absoluta sinceridad con diferencias inapreciables”.  Así que, en esa maraña sentimental e ideológica, de lucha de intereses, nos movemos en el mundillo futbolístico pero defendiéndonos de tanta opinión sesgada, interesada, manipulada incluso… Y ello me lleva a acordarme de aquella reflexión tan interesante: “Los seres humanos no somos objetivos porque no somos objetos; somos subjetivos porque somos sujetos...”

Salamanca, 2 de febrero de 2016.