El encanto de ganar. (1 de 2).

25.09.2018 23:26 de  MAROGAR .   ver lecturas

“El fútbol es un deporte simple en el que algunos les gusta hablar. A mí, me encanta ganar”. (Fabio Capello).

            Desde luego no es ningún plato de gusto el perder partidos de fútbol. Dicen, sin embargo, que en el fuego fatuo de perder se construyen los grandes proyectos porque se aprende lo que no hay que hacer y todo se acerca hacia la victoria en mayor o menor tiempo. En toco caso, sigue vigente la ristra de tópicos del fútbol acerca del ganar y el perder, del jugar bien para ganar y del hay que ganar como sea. Nadie sabe a ciencia cierta cómo se construye esa ecuación pero, hablando, queda muy bien… Quizás es por eso que Fabio Capello, con su experiencia, sabe como todos los zorros viejos que “una cosa es predicar y otra dar trigo”.

            El otro día, en “Champions League”, hubo un inhabitual consenso sobre el bueno juego del Real Madrid contra la Roma a la que ganó por 3-0. Unanimidad. Poco usual este ambiente. Porque siempre se ha venido diciendo que el Real Madrid gana, pero no juega bien, cuestión que me permite ir contracorriente una vez más. Porque, en general, si se gana es que se jugó bien; o al menos mejor que el contendiente. Personalmente siempre me pareció que el Real Madrid jugó todos estos años bastante bien, acorde con los jugadores disponibles. En realidad, también en los dos últimos lustros, si se combina, el equipo se asocia en torno el balón, se dan muchos pases cortos y se pierden pocos, se acumula la posesión de pelota, eso “es jugar bien”. Por el contrario, si el juego es más vertical, más arriesgado en pases medios/largos, más precipitado porque la pausa se ignora, ese juego se considera “menos bueno”, “menos estético”, pareciera que los goles no resuelven la acepción general del “jugar bien”. Y es que el Real Madrid, hasta ahora, con la presencia de Cristiano Ronaldo era materialmente imposible jugar a controlar la pelota, a tenerla más que el contrario, porque Ronaldo era un hombre permanentemente de “excursión” a la portería contraria y obligaba siempre a echarle el balón, pasase lo que pasase. Muchos balones perdidos, pero también muchos goles realizados.

            El Barcelona fue insuperable durante mucho tiempo, su fútbol técnico y estético daba envidia a todos y los aficionados se afiliaron a ese estilo, entre otras cosas “porque ganaba”. En otros lugares yo he aseverado que determinados partidos el Barcelona no había jugado bien pero es que, cuando algo no acababa de funcionar, siempre aparecía Messi resolviendo todas las dudas. Por tanto, Messi era el lenitivo que resolvía todas las congestiones. Y tapaba algunas resoluciones tácticas discutibles. Por supuesto, muy pocos opinaban en contra del poder establecido. También puede ocurrir lo contrario como el otro día que la Juventus jugó en Valencia, perdió a Cristiano por expulsión “injusta” para mí (El VAR no funciona en “Champions”, otra contradicción del fútbol moderno), y como la Juve marcó dos penaltis y ganó, la conclusión era la regla de tres simple que otras veces se usó para hacer daño al portugués, se llegó a decir que los italianos juegan mejor sin Ronaldo. Hablar por hablar, seguramente. Otras cosas curiosas ocurrieron en la primera jornada europea, el City de Guardiola perdió 2-1 en casa, casi increíble. ¿El City jugó bien o mal? Parece ser que jugó bien, pero es que el contrario jugó mejor. 

¿Juegan bien los equipos que habitualmente pierden más que ganan? Sinceramente, a mi me gustan cómo juegan el Eibar, el Levante, el Valladolid… ¿Y por qué pierden? ¿Sólo pierden porque tienen menor presupuesto? Imaginemos un equipo juvenil que juega muy bien al fútbol, si se enfrentase a un equipo profesional que también juegan bien al fútbol, al final el 99% de los partidos ganara el equipo más hecho y, seguramente, el equipo juvenil no podrá despegar los mecanismos habituales de buen juego que pone en práctica en los partidos jugados contra sus contrincantes de la misma categoría. ¿Se les olvidó jugar bien cuando se enfrentaron a un equipo superior? Su potencial sigue siendo el mismo, pero no podrá desplegarlo por las mejores cualidades del equipo profesional contendiente, el desempeño de este no podrán superarlo los juveniles. “Ganar no solo es superar al contrario sino a uno mismo”, posiblemente esta máxima se cumpliría a lo largo de todo el partido. Decía el marrullero Vinie Jones, menor del llamado “kich and rush”, o sea, “patadón y a correr”: “Ganar no es lo importante siempre y cuando ganes”. Ese es el resumen que todos entendemos. Y estamos hartos a juzgar los partidos en función del resultado último. Y no está para filosofías como la de Montaigne: “Nunca se logra ningún beneficio sin perjudicar a otro”, más o menos lo que decía Bilardo en sus mejores tiempos: “Al enemigo ni agua…”.

En 2012, Fernando Torres llegó a declarar a Luis Martín (ElPaís,15.10.2012): “Si no jugaba, llegó a darme igual ganar o perder”. Más bien, nos ha llegado a pasar alguna vez a todos nosotros, queríamos que el equipo perdiera y determinado compañero nos alegrábamos de que fallara porque así podía abrirse un hueco para ocuparlo nosotros. Es algo muy íntimo, muy profundo, y cuesta digerirlo con educación deportiva. Cuando se está más formado se van corrigiendo esos malos deseos. Desde luego, perder no es fácil aunque muy importante para aprender a ganar. Está estudiado, parece que el triunfo nos hace un 32% más felices. Simeone decía en octubre de 2013: “Siempre vas a ganar más con carácter que jugando bien”. De nuevo la disyuntiva permanente, “ganar” o “jugar bien”. Y se explaya: “Yo no trabajo para contentar a la gente y que hablen bien de mí. No busco que digan que trabajo bien tácticamente, y que mi equipo juega lindo ni nada parecido. Yo trabajo para ganar”. Guardiola se permitió declarar al llegar al City: “Ganar es importante, pero al final, de lo que se trata, es que la gente disfrute y esté orgullosa de lo que hacemos”. Un contraste edificante, no tenemos por qué dictaminar quién está en lo cierto…

Salamanca, 25. setiembre. 2018